martes, 11 de noviembre de 2014

Curso rápido para despertar: Lección 1

   Hoy vamos a aprender a ver más allá de lo que quieren mostrarte los medios. Tomamos un video de cualquier informativo al azar, por ejemplo, éste en que Susana Díaz (PSOE) dice lo que sus asesores consideran oportuno para sumar votos a su partido.



   Pero eso ahora no nos interesa: vamos a prestar atención a los detalles.¿Ves en el video, detrás de Susana Díaz, una pared llena de logos de empresas? En el caso concreto de este video (tomado al azar), podemos ver:

Altadis: multinacional tabacalera.

Aquae: fundación relacionada con la privatización del agua.

KPMG: gabinete de abogados vinculado al PP, y en particular, la corrupta popular Elena Pisonero.

Banco Popular: vinculado al Opus Dei, en 2013 Anonymous filtró datos que revelaban que habían financiado en torno al 85% de la campaña electoral del PP.

Telefónica: en sus consejos de administración encontramos al corrupto Rodrigo Rato (PP), José Iván Rosa (PP, marido de Soraya Saenz de Santamaría), Javier de Paz (PSOE) y Fernando de Almansa (consejero privado del Rey) entre otros.

Bien. Esta práctica publicitaria se denomina "photocall", y en ella se promocionan los patrocinadores del evento, es decir: las empresas que arriba menciono son las que han financiado ese acto del PSOE. Ahora te dejo a ti que te preguntes cómo se financia el PSOE y a cambio de qué, a quién le interesa su victoria electoral y en qué les beneficia que tú les votes. Nos vemos en la siguiente lección, haz los deberes 

lunes, 27 de octubre de 2014

Podemos, la Asamblea Ciudadana y la democracia: triángulo de amor bizarro.

  Para Kant, la revolución francesa representaba la llegada del hombre a la mayoría de edad, asumiendo su papel y responsabilidad frente a las tutelas representativas. En las votaciones de la Asamblea Ciudadana de Podemos, se han medido minoría y mayoría de edad, despotismo ilustrado contra democracia: los que creen que se debe gobernar para el pueblo, contra los que piensan que debe gobernar el pueblo.

  Iglesias es probablemente el mejor político que ha visto este país en muchos años. Maneja con maestría un discurso emocionante y esperanzador, se muestra brillante en el cara a cara. El otro bando apenas sí se deja ver, trata de explicar como buenamente puede, sin alardes retóricos ni fuegos artificiales, una propuesta compleja, con luces y sombras, pero emancipadora al fin y al cabo. De modo que nos ha entrado pánico figurarnos aquello de que “la historia es nuestra y la hacen los pueblos”, que dijo Allende, y hemos preferido delegar en liderazgos carismáticos.

  Todos sabemos que España carece de educación democrática. La mayoría entiende el activismo en su concepción franquista, es decir, como “ganas de meterse en problemas”, y no como el deber de todo ciudadano. Si cometes la imprudencia de hablar de democracia directa, te asaltan con “¿y decidir las cosas entre todos? ¡menudo lío!”, “sí hombre, si nos tiramos el día votando ¿quién va a trabajar?”, y otros argumentos propios de un lactante. Eso acaba con la fe de cualquiera, pero es importante comprender que el analfabetismo político imperante viene provocado por el poder a través de los medios de producción de opinión, como quien roba convenciendo a la víctima de que eso es lo mejor para ella. Y es cierto: así siempre podemos culpar a los políticos, eludir responsabilidades y seguir votando.

  Pero aunque fue una de las grandes lecciones del 15M, la alienación sigue siendo mayoritaria, y en mi opinión, está detrás de la victoria de “Claro que Podemos”. El partido X, tras su fracaso en las pasadas elecciones europeas, declaró en clara alusión a Iglesias: “ha ganado la tele”. Algo de eso parece que sí hay. Personalmente estoy convencido de la buena intención y capacidad de Iglesias, pero ésa no es la cuestión. El mejor de los representantes no deja de ser un representante, y el sistema representativo no es compatible con la democracia, no lo digo yo, lo advirtió Rousseau desde el principio. Si el poder corrompe, y pienso que sí, seguirle el juego al parlamentarismo llevará a Podemos, antes o después, a ser casta.

  Pero cuidado, que tengo para todos. Gran parte del sector intelectual ha venido luciendo, para variar, ese descreimiento cool que le exime de todo compromiso. También el sector libertario ha abanderado ese escepticismo apriorístico, coherente y hasta lúcido en las formas; e indiscernible del conformismo más zafio a la hora de la verdad. Entiendo y comparto la fobia a los personalismos, precisamente por antidemócratas, pero ampararse en eso para rechazar a Podemos de pleno, identificándolo sin más con la vida y milagros de Iglesias, y sin entrar a estudiar qué es eso de Podemos y cómo se organiza, nos ha privado a todos de saber qué pudo haber sido Podemos y ya no será. La propuesta "Sumando Podemos” nos había acercado como nunca antes en 50 años a la posibilidad real de una formación demócrata y libertaria sólida, y esto no sólo no ha sido gracias a intelectuales, ni a CNT ni CGT, sino que la cómoda indiferencia de todos ellos ha acabado computando como parte del problema, y no de la solución.

  Lo que me planteo ahora, tras la derrota de la vía demócrata es ¿debemos abandonar toda relación con Podemos? No lo sé. No sería justo dar a entender que la propuesta de Iglesias lo equipara por las buenas a la casta. Desde luego, reduce el virus y minimiza los efectos, pero de no erradicarse, el virus encuentra el modo de crecer: es la Historia de la humanidad, ni más ni menos. Pros y contras. Pro: aunque confieso mi poca confianza en el progresismo, lo cierto es que la propuesta de Iglesias deja en pie una organización asamblearia que tal vez pudiera, “progresivamente", ir ganando terreno a la autoridad vertical: conseguir que el poder se imponga de abajo a arriba, y no de arriba a abajo. Contra: la autoridad representativa tenderá siempre a extinguir las expresiones de voluntad popular, por las buenas o por las malas. Esto es lo que hay.